El siguiente texto pertenece a un libro —resultado de un proyecto de
investigación del Departamento de Traducción y Comunicación de la Universidad Jaume I, de Castellón— de obligada lectura para todos los profesores de Traducción. Ayuda a encontrar líneas de
respuesta para esas preguntas que plantea Amparo Hurtado (Catedrática de Traductología de la Universidad Autónoma de Barcelona). El atril pretende también aportar algo nuevo al método de
trabajo del traductor o, al menos, del futuro traductor. ¿En qué medida podemos, desde aquí, ayudar a centrar algunas respuestas? Os proponemos entrar juntos en los paréntesis y añadir la
reflexión y el punto de vista de los propios estudiantes, a quienes va dirigida toda enseñanza.
«Paralelamente al auge de la traducción y a la autonomía de su enseñanza va produciéndose de manera paulatina una renovacion del método de trabajo del traductor, no sólo en cuanto a sus
herramientas de trabajo (magnetófono, ordenadores, bancos terminológicos y documentales, etc.), sino en cuanto a la propia noción de traducción; cada vez se pone más de relieve la exigencia de
una traducción comunicativa que cubra las necesidades de su destinatario. [...] Lo cierto es que las preguntas esenciales a las que ha de responder cualquier didáctica siguen en el aire: para
quién se enseña (características y necesidades de los estudiantes), qué se enseña (objetivos y contenidos), cómo se enseña (métodos, medios) y con qué resultado (criterios de corrección y
nivelación, tipo de pruebas.»
Enseñar a traducir, Amparo Hurtado (Dir.) Edelsa, 1999.
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